Hasta hace algunos años para reproducir arte impreso con alta calidad -ya sea fotográfico o pictórico-, se utilizaban procesos y tecnologías heredadas de la reproducción química; esto era emulsionar papeles tratados químicamente, mediante luz de laser o led.
El "State of the art" actual está dado por los plotters que combinan de 8 a 10 tintas pigmentadas con cabezales que aerografían (del francés giclée) gotas milimétricas.
A estas impresoras se suman los papeles libres de ácido -ya sean de algodón o alfacelulosa- y la Gestión digital del color, esto es la administración del archivo digital desde la toma fotográfica, con la resolución correspondiente al tamaño final y el perfil de impresión -llamados ICC- que simula el resultado de un papel determinado en una impresora determinada, vista en un monitor calibrado.
Cumpliendo todos estos standares, podemos acceder a copias seriadas exactamente iguales, con colores vivos y semitonos profundos como los que podemos garantizar en La Criolla Studios.
